TRANSCRIPCIÓN DEL VIDEO:

Yo me tomo la obra de L. Ronald Hubbard en serio como literatura religiosa. La miro teológicamente igual que miro diversas unidades del judaísmo, las diversas facciones del cristianismo, así que la considero en serio.

No tengo ninguna duda de que contiene una enorme verdad universal y se enmarca de una forma muy inusual pues es moderna y extrae conocimiento de principios del siglo XX en adelante. Y se ha integrado y estructurado de una forma que es muy, muy fácil para la gente, y no es solo para los que no tienen una educación formal. Tanto si tienes una educación formal o no, la pregunta es: ¿puede la sabiduría llegar a tu corazón?

Tiene un enorme don para estructurar el saber, que yo nunca había visto en nadie. Y su literatura tiene cosas que recomendaría que la gente las tomara en serio como teología.

Esta es una iglesia muy, muy singular. Es una iglesia moderna. No ha existido muchos años. No tiene los ritos de iglesias más antiguas. No trabajas de la misma forma.

Así le da a la gente una oportunidad de mirar el fenómeno espiritual a través de ojos distintos, ojos contemporáneos sin el bagaje y la culpa del pasado, eso es muy importante en una comunidad que tiene que hacer una tremenda renovación para ponerse al día consigo misma.

Esta iglesia se ha extendido en centros e iglesias en 50 y tantos años, más rápido que el cristianismo. Es un fenómeno muy asombroso que nunca podría haber ocurrido sin las tecnologías que teníamos. Es un fenómeno. Creo, honestamente, que todos los buenos movimientos sociales necesitan aprender de la Iglesia de Scientology y cómo se comunica.

Está lleno de gente. Gente buena, solidaria, afectuosa, que quiere hacer del mundo un lugar mejor. Eso es lo que hago, me levanto por la mañana, por eso vivo, y eso logro trabajando con Scientology. Están llenos de energía, son incesantes, solidarios y me da esperanza de que no tengo que hacerlo yo todo, que no tengo que ser el único llanero solitario. Tengo amigos, tengo familia, hermanos y hermanas espirituales trabajando conmigo. Es una sensación increíble.

Y en cuanto a lo que Scientology ofrece, es muy importante. Trabajo con Scientology sobre derechos humanos y hay problemas de derechos humanos aquí en términos de violaciones de la santidad individual, que llamamos violencia. Hay un problema de drogas y Scientology trabaja para que la gente viva sin drogas. Es significativo que esta clase de iglesia que se dedica a afirmar el derecho de un individuo a existir de forma segura, libre de drogas y tóxicos, es realmente excelente ponerla aquí en la Calle 125.

Donde hay gente haciendo el bien, la presencia de Dios está ahí. Por favor, hagan el bien. Eso es todo lo que quiero que haga Scientology. Tomen su fuerza, su visión, su obstinada intensidad y no se detengan hasta que el bien esté en todas partes. Ese es el regalo que L. Ronald Hubbard le estaba enseñando al mundo entero.